Por fín, llegó al Andén. A sus lados, yacían las vías, esas perseguidoras del horizonte incapaces de perdonar.
- ¿Puedo ayudarle con su maleta? - preguntó cortesmente un hombrecillo con marcado acento francés.
- Sí. Con cuidado por favor, llevo ahí mi corazón.
- No se preocupe, lo tendré - mintió el trabajador, cansado de tanto pasajero que, diciendo por egoísmo bohemio, encuentra en los trenes la solución a todos sus problemas...
¿ Quién se identifica con este cuento?
Sé que más de uno. Pero se lo dedico a Esperanza, porque no siempre que necesitas cambiar de aires significa que estás huyendo.
Aurrera Esperanza!!
Gracias a Carlangas y a sus ideas recortadas por este cuentico, lo he visto y lo he guardado para siempre. Gracias.
1 comentario:
pekeño robin!!!
uff, vivir huyendo, suena tan mal y es tan facil k nos llegue a dar lástima una persona k encontremos asi, herida, buskando esta salida..
y sin embargo estoy segura de k a todos nos ha llegao ese momento en el k, asi de pronto, te ves un día con las maletas hechas, todo tú empaketado cuidadosamente, vagando por tus propios laberintos, creyendo y deseando k al final haya una luz. da igual el color, blanca o negra, simplemente es un final..
llevo pocas cosas a la espalda, xo poko a poko voy aprendiendo, y sé muy bien k muy pocas veces hay destino xa el k huye..
no te vayas sin mi, eh??
"qué te diría...
te diría k tengo las manos cansadas, xo las tengo a punto para otras batallas..
te diría k tengo solo el tiempo justo.. y sin embargo tengo todo el tiempo del mundo..
dame la mano k contigo es mas llevadero.."
un besiko txiki y feo xo de corazon!!
*maiteee*
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