martes, 15 de diciembre de 2009

L´amour, la gran diversión

Hace muchos años, cuando era joven y estaba soltero, las muchachas me gustaban con locura. No es una característica insólita, si tenemos en cuenta que era un mozo destinado a ser un obseso sexual en potencia.
La verdad es que si a un joven no le gustan las muchachas es más probable que un psicoanalista termine por decirle (por supuesto después de cuatro años a treinta y cinco dólares la sesión) que, o bien está enamorado de su madre, o de su padre o del muchacho de enfrente. No me entra e la cabeza que cualquiera de los lados de este triángulo pueda tentar a un joven (o a un viejo), y eso sin contar con que la mayor parte de la sociedad, como es bien sabido, desaprueba las desviaciones sexuales. De manera que aconsejo a todos los jóvenes que se dediquen a perseguir niñas desde el mismo día en que aprendan a atarse los cordones de los zapatos y que se olviden de las tendencias anormales que podrían llevarlos a la ruina física, moral y, hoy, incluso política.


Fragmentito de ''Memorias de un amante sarnoso'' de Groucho Marx, al que empece a leer despues de mi ultimo batacazo vital ...muy interesante...





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