Y sin saber muy bien por qué,
pero alegrándote infinitamente del cómo...
pareces reconciliarte con tu destino, o con Dios, o contigo mismo...
o saber con qué, pero te quitas de encima un peso invisible, y muy pesado...
Con cautela porque es pronto, pero ilusionado por el cambio.
Y eso es mucho más de lo que podías soñar hace unos días...
Gracias...
''que siempre llego a la deshora que marca el corazón
y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón.
mi casa está donde estás tú
los mismos ojos, la misma luz
mi casa está donde estás tú
los mismos clavos, la misma cruz
los mismos clavos, el mismo ataúd.''
''Los mismos clavos''
Las aceras están llenas de Piojos - Marea
No hay comentarios:
Publicar un comentario