Y vuelve a subir la presión de la sangre,
como un acto involuntario e indeseado,
como una bomba que explota entre las manos del asesino...
Porque sabes que no quieres pasar por esto, pero que lo necesitas,
tú, tu causa o la persona a la que amas...
siempre el amor está por medio.
Amor propio, amor rojo pasión o amor patrio...
Amor al fin y al cabo, tan profundo...
tan romántico, tan doloroso.
Tan cerca del sufrimiento como escribir en este maldito blog que amo tanto...
Y es que si no acabas con esto, tal vez acabe contigo
y con las muñecas abiertas en una bañera de agua caliente con espuma.
Ojala siempre seamos jóvenes y fuertes.
Capaces de vivir sin el miedo al último baño caliente.
Capaces de amar y de que el amor signifique algo.
Capaces de luchar, tras un fusil o delante de él, desde un cuarto minúsculo lleno de humo o sobre una cama de hospital. da lo mismo, lo que importa es luchar, es amar...
Porque sin ese amor lo único que tendrá sentido serán las burbujas de tu último pedo antes de que la sangre se mezcle con el agua caliente y tus compañeros de piso tiren la puerta abajo para encontrarse con una tumba improvisada y flotante y eterna.
Eterna...
Y todo esto es mucho mas interesante y profundo que lo que me toca hacer ahora.
Pero tengo miedo, temor a no volver a ser el mismo, a convertirme en uno de ellos...
Y, en el fondo, por eso llevo 7 años tratando de acabar con este asunto.
Nunca seré un artista, ni un escritor, ni un ingeniero de casta...porque el aislamiento me provoca pánico.
Es como si necesitara ser consciente de mí mismo en cada momento.
Y toco el tronco de los árboles, y me hago heriditas y busco la manera de sentirme...
Por eso últimamente no bebo, ni sueño, ni toco la guitarra...
Yo, yo, yo antes de desaparecer por completo de esta Tierra canalla que nos devora y nos condena al olvido.
Como a mi madre. Que ahora forma parte de la eternidad mas abstracta, de la nada más opaca...
Y supongo que por eso hay papás que se vuelven alcohólicos y crían hijos depresivos...
Y es inevitable, para afrontar estos dos meses que tengo por delante necesito evadirme, salir de mi mismo y pasar a ser una ecuación más, un algoritmo propio y genuino que me catapulte al curso que viene. Y por fin, sentir que todo esto ha servido para algo...
Y ser Beethoven en el estreno de la novena sinfonía y no un suicida con la cabeza en el horno tratando de llegar, sin éxito, al botón de encendido...
un idiota...
Y aqui, en mi cuarto, poder mirar por la ventana orgulloso de mis calzoncillos y de lo que ocultan
y decirme a mi mismo, queriéndome una vez al menos, sonriendo y llorando:
''¿Lo ves?
Ya está.
Me encanta que seas tan idiota...''
No hay comentarios:
Publicar un comentario