Y sin saber por qué,
a veces...
todo vuelve a funcionar.
1 comentario:
Josico
dijo...
341.- El peso más grande.
¿Qué ocurriría si, un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijese: "Esta vida, como tú ahora la vives y la has vivido, deberás vivirla aún otra vez e innumerables veces, y no habrá en ella nunca nada nuevo, sino que cada dolor y ada placer, y cada pensamiento y cada suspiro, y cada cosa indeciblemente pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo. ¡El eterno reloj de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, polvo del polvo!"? ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizás has vivido por una vez un instante supremo, por el que tu respuesta habría sido la siguiente: "Tu eres un dios y jamás oí nada más divino"? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; ¡la pregunta sobre todas las cosa: "Quieres que esto otra vez e innumerables veces más?" pesaría sobre tu obrar como el peso más grande! Y también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y amar a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?.
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341.- El peso más grande.
¿Qué ocurriría si, un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijese: "Esta vida, como tú ahora la vives y la has vivido, deberás vivirla aún otra vez e innumerables veces, y no habrá en ella nunca nada nuevo, sino que cada dolor y ada placer, y cada pensamiento y cada suspiro, y cada cosa indeciblemente pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo. ¡El eterno reloj de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, polvo del polvo!"? ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizás has vivido por una vez un instante supremo, por el que tu respuesta habría sido la siguiente: "Tu eres un dios y jamás oí nada más divino"? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; ¡la pregunta sobre todas las cosa: "Quieres que esto otra vez e innumerables veces más?" pesaría sobre tu obrar como el peso más grande! Y también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y amar a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?.
Nietzsche en "La ciencia feliz" (La gaya scienza)
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