martes, 9 de abril de 2013

Camellos...


“Lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local, 
encontré esta confirmación en "La Historia de la declinación y caída del Imperio Romano" de Gibbon. 

Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; 
yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. 
Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes;
 eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; 
en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; 

pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: 

sabía que podía ser árabe sin camellos….” 

J.L. Borges




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